El avance de la tecnología ha puesto en jaque la manera tradicional en la que se relacionan los gobiernos y los ciudadanos.
Asimismo, ha puesto de relieve que no siempre la digitalización y las administraciones avanzan al mismo ritmo.
Fenómenos como la explosión demográfica en algunos países, el éxodo rural hacia los ciudades y profundos cambios sociales y económicos contribuyen a una ‘tormenta perfecta’, que lleva a (re)pensar los actuales modelos de gobierno, y a dirigirse hacia unos más humanos, que tengan en cuenta la innovación ciudadana como un elemento de transformación.
En su estudio “Gobiernos que sirven: innovaciones que están mejorando la entrega de servicios a los ciudadanos”, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) llama a un nuevo modelo de gobernanza donde primen valores como la equidad, libertad y la participación ciudadana.
Asimismo, llama a una mayor cooperación entre actores públicos y privados, y a su contacto con los ciudadanos a través de sistemas “multi-céntricos o de redes”, donde todos las partes implicadas puedan relacionarse en tiempo real y con igualdad de condiciones de acceso.
Y es que el mayor nivel educativo de la sociedad, incide asimismo el informe, así como un mayor acceso a la información ha dado lugar a un ciudadano más consciente de sus derechos, participativo y exigente, que reclama cambios a sus gobiernos.
Este nuevo ciudadano fiscaliza el uso eficiente, eficaz y transparente de los impuestos que paga y, en resumen, la actuación de las administraciones que los gestionan.
Además, quiere participar de manera activa en la toma de decisiones que afectan a su vida o a su comunidad, entendiendo tal como un valor de convivencia democrática.
La tecnología hace posible la era de la innovación ciudadana. El BID cita en su estudio a “las plataformas de datos abiertos y al crowdsourcing” como algunos de los instrumentos más útiles para implicar “a los ciudadanos en todas las etapas del ciclo de políticas públicas”, y especialmente a nivel local.
Ciudades como Medellín (Colombia) o Santander (España), entre otras, apuestan desde hace años por implicar a los vecinos en la cocreación de su ciudad, en el caso de esta última a través de la comunidad Santander City Brain eco.
Participación ciudadana para transformar la ciudad
El caso de Santander, una de las ciudades europeas a la vanguardia a la hora de incluir la innovación ciudadana, es un ejemplo de cómo implicar a los distintos actores de una ciudad en su modelo de gobernanza.
Gracias al mecenazgo del Banco Santander, desde 2013, los santanderinos participan de los planes estratégicos de la ciudad junto al Ayuntamiento gracias en Santander City Brain. Esta comunidad digital, abierta a todos los vecinos, evolucionó este año a Santander City Brain eco, con el objetivo de construir a través de la innovación colaborativa una ciudad más sostenible.
Gracias a esta iniciativa, el equipo municipal de gobierno establece una relación más cercana con los ciudadanos, y puede conocer sus necesidades y propuestas a través de los retos que se plantean en la comunidad.
En su nueva etapa, Santander City Brain eco ha preguntado a los santanderinos por sus ideas para fomentar la movilidad sostenible en la ciudad, además de captar propuestas para reactivar al comercio o el turismo local desde una perspectiva sostenible tras la pandemia de covid-19.
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