La innovación abierta con consumidores permite a las empresas abrirse a compartir ideas, testarlas y depurarlas junto a grandes grupos de personas antes de su salida al mercado.
Este planteamiento puedo resumirse en una máxima: la de innovar para el consumidor y junto a él, frente a aquella innovación que no le tiene en cuenta.
Si la primera premisa lleva implícita la finalidad de satisfacer sus necesidades mediante los productos y servicios adecuados; la segunda va un paso más allá, y busca además que el consumidor partícipe del proceso de innovar. ¿Cómo? co-creando el producto que él mismo quiere consumir.
Tal es esta ventaja que hasta un 73% de empresas dicen haber impulsado algún tipo de proyecto de co-creación con consumidores en el último año, según el estudio “Co-creating the future” (Hitachi, 2019), que incluye la opinión de más de 500 ejecutivos c-suite de grandes empresas europeas.
La facilidad de acceso y de elección que la tecnología brinda al consumidor está obligando a las empresas a reformular muchos de sus productos, de cara a que recojan una mayor personalización, a la par que mantienen su vocación de ser masivos.
Algo que no es baladí. Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, al menos en España, un 76% de los nuevos productos lanzados al mercado fracasan.
La voz del consumidor en la era de la innovación colaborativa
Según el mencionado estudio, la colaboración con consumidores es hoy la forma más común de cocreación dentro de las empresas. Y para hacerla realidad, éstas suelen servirse de la tecnología, así como de comunidades o plataformas abiertas donde generar un ecosistema propio de innovación con terceros.
Por industrias, las organizaciones benéficas, los sectores de energía, construcción, salud y finanzas son los más propensos a incluir la innovación abierta con consumidores como parte de su ADN innovador. [conoce 5 casos de éxito en innovación abierta]
En cuanto a su uso principal, un 58% de encuestados señalan a la co-creación de productos y servicios, y cerca del 57% hacen notar su efecto dentro de la transformación cultural de sus compañías, dando origen a un entorno de trabajo colaborativo y más abierto a las nuevas ideas.
Asimismo, ven en esta apuesta un acelerador de la innovación, ya que al abrirse a co-crear con grandes grupos de consumidores pueden recoger sus insights, detectar con rapidez sus necesidades a gran escala; idear, testar y cotejar con ellos nuevas ideas, y validarlas de su mano para lanzar productos al mercado sobre los que hay una demanda previamente contrastada.
Si como suele decirse, el consumidor siempre la última palabra, contemos con su voz a la hora de innovar para satisfacer sus necesidades.
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