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25 de abril de 2016. Las cámaras digitales desplazaron a Kodak del podio mundial de la fotografía hasta el punto de declararse en bancarrota hace tres años. La firma estadounidense tuvo años para reaccionar y no centrar su negocio en la venta de película, y por eso suele ponerse como ejemplo de no saber adaptar un negocio a los nuevos tiempos.

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El ‘caso Kodak’ no es único. En los últimos años el desarrollo tecnológico ha difuminado la barrera entre industrias y ha afectado a todas ellas, por lo que sus actores se han visto obligados a innovar, cuando no directamente a reinventarse si no querían quedarse fuera de la partida.

Uno de los últimos estudios de McKinsey afirma que en los últimos tres años -curiosamente, los sucedidos desde la quiebra de Kodak- las empresas han comprendido el papel competitivo que la transformación digital puede jugar en sus negocios.

La mayoría de CEO encuestados en dicho trabajo citan al engagement con los clientes y a la innovación en productos y procesos, con la automatización o la reducción de costes como bandera, entre los principales objetivos de su estrategia digital.

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Parece entonces bastante claro que la estrategia digital tiene cada día más peso en la agenda de los grandes directivos, y estas son algunas de sus máximas prioridades:

Apoyo a las iniciativas digitales. El 52% de los CEO encuestados por McKinsey apoyan la transición hacia un ecosistema digital,frente al 23% de hace tan sólo tres años.  Es la prueba irrefutable de la implantación de un nuevo entorno tecnológico sin vuelta atrás.

Moverse más rápido.  Ante un escenario altamente cambiante, con unos clientes más exigentes y con menor fidelidad, los CEO priorizan el reformular continuamente sus productos para adaptarse al mercado.

Medir y aceptar el error.  Innovar conlleva una mayor tolerancia al fracaso, pero las probabilidades de error pueden reducirse. Los CEO están cada día más predispuestos a monitorizar todas sus acciones. Además tienen menos miedo a impulsar nuevas propuestas o a meterlas en el cajón si no funcionan, conscientes de que una retirada a tiempo puede ser una victoria y un error el germen de algo grande por venir.

Poner a los mejores en lo digital,  donde hay nuevas oportunidades y se necesita del mayor talento. Para ello no siempre hace falta nuevas inversiones, a veces basta con invertir en formación o reubicar equipos.

Cada vez más empresas reconocen que la transformación digital es algo imparable. Según McKinsey, las empresas son conscientes de que el desarrollo tecnológico ha creado nuevos nichos de negocio y nuevos hábitos en los consumidores.

¿Cómo explorarlos? conociendo más y mejor a nuestros clientes y a sus necesidades y recurriendo al talento para llegar a nuevas oportunidades.

En ese sentido, nuestra solución en la nube ha permitido a Mutua Madrileña abrirse al crowdsourcing de ideas con sus clientes y a empresas como Banco Santander o Nestlé, contar con una comunidad interna de ideas para atraer talento y reinventar sus negocios.

Miguel Martínez

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