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El crecimiento escalable es una de las mayores ventajas competitivas de la digitalización, un concepto que de primeras parece ligado en exclusiva a la tecnología. Un ejemplo claro de ello es la nube, que permite multiplicar con escasos costes y de forma exponencial el volumen de información almacenado por una empresa.

crowdsourcing

Pero también la capacidad de que varias personas accedan simultáneamente, e independientemente de su ubicación, a una misma fuente de información. Por ello, la digitalización es también conectividad. De personas y de ideas, sin importar su origen y lugar de procedencia.

Bajo esta premisa se puede afirmar que el crowdsourcing de ideas es un elemento más de la era digital. Al derribarse barreras físicas y geográficas, las ideas fluyen, se mezclan, interactúan y construyen en torno a fines y retos concretos.

Y en esa actividad, cobijada bajo un paradigma sin fronteras, sobresale el talento; que puede sumar a un fin concreto pertenezca o no a una organización. El crowdsourcing es un recurso al alza en empresas e instituciones.

Tanto es así que un artículo del World Economic Forum (WEF) y otro de la revista Entrepreneur habla de una “era dorada de la ideación colectiva”, a la par que citan sus claves y mejores prácticas:

– Ideación colectiva para resolver problemas: el dicho  de “dos cabezas piensan más que una” tiene su aplicación en procesos colectivos en los que participan cientos y hasta miles de personas, generando nuevas ideas y resolviendo problemas existentes.

– Liderazgo flexible sobre objetivos: tan cierto como que “dos cabezas piensan más que una” es que “dos cabezas no tienen porque pensar mejor que una”. Fijar objetivos en los procesos de crowdsourcing es básico para evitar la dispersión. Ahora bien, se exige flexibilidad para no matar ideas espontáneas ni cohibir pensamientos ‘out of the box’.

– Información clara, sencilla y transparente. Sólo con ella se puede transmitir a la comunidad participante cuáles son los objetivos de un proceso de crowdsourcing.

– Creación de una comunidad viva. Sin ella, no hay proceso de crowdsourcingposible. Para ello, los impulsores del proyecto deben moderar la presencia de aportaciones inadecuadas, comunicar cada fase del proceso y dar valoración de las ideas compartidas.

– Establecer mecanismos de recompensa. En relación con lo anterior, debe incentivarse la participación (y las buenas ideas) y disipar las dudas o la posible ansiedad –¿mis ideas son buenas?¿serán tenidas en cuenta?– derivadas de implicarse en un proceso de este tipo.

– Fomentar la creación de contenido. Negocios digitales como Facebook o Google dejan en manos de un nuevo tipo de consumidor la creación de contenidos. En los procesos de crowdsourcing de ideas se va un paso más allá: permiten fidelizar al consumidor con la marca y crear valor sobre la misma sin recurrir a acciones de marketing.

Los procesos de crowdsourcing permiten reinventar las relaciones entre personas y empresas, entre trabajadores y compañías; entre marcas y consumidores. El elemento común es la apuesta por la creatividad y las (nuevas) ideas apostando por la comunicación horizontal, transparente y bidireccional.

La búsqueda integral de la diversidad y del talento es una pieza clave en un mundo global.

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Miguel Martínez

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